TORRE G nace bajo una premisa fundamental de redefinir la vivienda media demostrando que la eficiencia espacial no debe sacrificar la calidad de vida. En un entorno urbano denso, el proyecto se levanta no como un bloque monolítico, sino como un sistema permeable diseñado para habitarse tanto hacia adentro como hacia afuera.

La propuesta arquitectónica resuelve el programa de 50 unidades habitacionales a través de una estrategia de desglose volumétrico, priorizando la iluminación, la ventilación natural y la extensión del espacio privado hacia el exterior.

Lejos de saturar el terreno, la morfología del edificio se articula en dos crujías paralelas. Esta decisión de diseño es la columna vertebral del proyecto:

• Al separar los volúmenes, generamos un patio central. Este patio interior actúa como una chimenea de ventilación pasiva, garantizando que las áreas húmedas y de servicio (cocinas y baños) respiren de manera natural, evitando la dependencia mecánica y mejorando la salud higrotérmica de cada departamento.

• La unión de estas dos crujías mediante puentes de circulación convierte el recorrido diario en una experiencia visual, creando comunidad mientras se mantiene la privacidad de las unidades.

La materialidad, que alterna entre tonos neutros y cálidos acentos tipo madera, otorga escala humana al edificio.

Cada uno de los 50 departamentos cuenta con su propia terraza o balcón. Estos no son elementos accesorios, sino extensiones vitales de la sala de estar; pausas espaciales que permiten al usuario apropiarse del aire libre y participar visualmente del entorno urbano.

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Diseño arquitectónico:

Alejandro Santillanes

Manuel Arroyo

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Ana Gabriela Alvarado

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